Hay mucho desmadre en la red con el asunto del corto que Diego Luna presentó en Televisa. Y no tenía la menor intención de decir algo al respecto, pero cuando leí que la gente estaba como perra contra él, decidí hasta verlo.
El corto (den click aquí para verlo) no contiene, para mí, nada que pueda ser ofensivo para nadie. Yo creo más bien que refleja bastante bien la realidad. En él, los personajes de los mexicanos, desconocen quién es Nelson Mandela, le dicen negro, y además tratan de corromper a las autoridades sudafricanas. Nada distinto a la realidad.
Ayer nos enteramos que detuvieron a un mexicano por ponerle un sombrero de charro a una estatua de Nelson Mandela. En Francia ’98 un mexicano orinó la llama eterna. Y ejemplos como este hay muchos. No entiendo por qué la gente se molestó al ver este corto.
Los sudafricanos son buenos para la fiesta, pero son muy distintos a nosotros; los mexicanos somos unos pinches animales.
Y no hay que ir muy lejos, ahí mismo, en Sudáfrica, Montserrat Olivier presentó hoy una cápsula donde visitó una aldea. En la aldea no hay agua, la base de la alimentación, o más bien, su único alimento, es la sangre de un toro mezclada con la leche de una vaca.
Cuando los aldeanos hacen la mezcla y se la dan a beber a las mujeres, se nota el hambre que esa pobre gente tiene. Beben con desesperación lo que para ellas es el único alimento del día.
La frase que enmarcó este conmovedor momento fue “¡Véanlas como toman! ¡Parecen muertas de hambre!” Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Mucho menos que quien revisa las notas, permitiera que eso saliera al aire.
Y bueno, no se puede esperar mucho de una televisora que ha basado toda su campaña mundialista en leones y jirafas. Eso sí, no pongan en otro país a un mexicano como Speedy González, porque pegan el grito en el cielo.
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