Morelia-Aguascalientes-León-Morelia

Temprano nos quedamos de ver en los tacos del Cuñado cerca de casa de mamá Carmen. En el camino me encontré a una apurada prima Susana, quien con pitar en el coche me dijo “Hola hijo, buenos días”. Llegué al lugar de los tacos y pura madre, había una cartulina que decía:

“Hoy no voy a trabajar, pero mi hermano si”

Ya que el hermano del Cuñado vende tacos en la esquina de Guadalupe Victoria y Avenida Nocupétaro. Le marqué al Potrillo, quien en menos de un minuto llegó y tomamos camino a casa de Nan y luego de Valente.

Cuando vimos a Valente, Giovanni, el hermano del Potrillo le gritó “¡Valente ¿Qué tal el cuadro que te dio el gordo?!” y Valente solo se rió con cara de “chinga tu madre” y el hijo de la chingada del Potrillo más tarde (ya que estaba en el palomar con Nan) le dijo “Valente ¿Qué tal pinto?” jajajajajajaja e inmediatamente me doblé de risa.

Ya ahí tomamos, Giovanni, El Potrillo y yo, camino hacia Aguascalientes. Y el Potrillo nos dijo “En tres horas llegamos” y yo me reí a más no poder, ya que normalmente se hacen unas 5 horas o más a Aguascalientes, pero con la nueva autopista a Salamanca, Gto. Hicimos las 3 horas exactas.

En si hicimos 3 horas y media, pero pues nos paramos a desayunar unos tacos en la carretera Irapuato-Silao, donde la salsa no tenía madre. Aunque los tacos estaban dos-dos. El uchepo del Potrillo gastó como 200 pesos y nos los fue cantando todo el camino.

Mas adelante nos detuvieron para un retén uno militares, altos, rubios, como los militares normales que vemos en México.

Durante el camino me enteré de algo que no sabía, y es que, hace ya algunos años cuando el Potrillo estudiaba en la Vasco (2000-2001) fue un fracasado empresario del Rompope jajajajajaja, marca “La Tradición”, y me contó Giovanni que hasta acciones vendió, y a su abuela (no se si Trini o Licha) le quedó a deber todo el rompope que se hizo.

Llegamos a Aguascalientes y fácilmente llegamos al Palomar de un señor del cual no recuerdo el nombre because Im so fuckin drunk right now. Nos mostró muchos de sus premios.

Como a las 2 de la tarde salimos hacía León, donde nos perdimos un rato y no encontrábamos la Central de Autobuses, ya que por ahí Conejo tiene uno de sus locales, y ahí había que entregar unas palomas.

Ya Conejo nos recibió con unas carnitas y demás manjares, a los cuales Giovanni y yo dimos matarili, ya que el uchepo mayor no come carne de puerco, aunque Giovanni me contó que de niño hasta chupaba los huesitos de las patitas de puerco en vinagre.

¡Para esto! El hijo de la chingada del Potrillo nos hizo darle la puta vuelta a todo León, por carretera, una hora perdida porque el cabrón se equivocó. Y es que el alegaba que era un chingón, pero ahí se dejo ver pendejo.

El regreso estuvo cansado, y es que este mamón andaba de malas o no se que pedo.

Ya llegando a la hacienda (ya que tenia que darle de comer a las palomas) salía vapor del motor, una manguera se había roto del Peugeot de Giovanni, a lo que me tocó parar un coche y pedirles unas pinzas prestadas.

Por fin se pudo arreglar el motor y nos fuimos hacia Morelia, pero en el camino nos encontramos a Genaro, a quien el Potrillo le debe una lana de una pistola jajajajaja y pasamos en chinga y oímos chiflidos a los lejos jaja, Potrillo le decía a Giovanni “¡¡¡síguete, síguete, síguete!! ¡¡No te pares!!” ya que Genaro, hermano de Nanis y José le chiflaba para que pagara lo que desde hace un año debía.

De ahí fuimos por la esposa de Giovanni, y el Potrillo, as usual, ya se hacia del baño, y pues entramos a un McDonalds y compramos tres Big Mac jajaja para que él pudiera entrar al baño.

Ya después me trajeron a la casa y terminé bebiendo mientras escucho el nuevo disco de Chetes y veo, en mute, el juego de la mierda de selección mexicana contra China.

La frase del día es una que el Potrillo le dijo a una chamaca en León:

Potrillo: “Mija, oye ¿Para dónde queda la central camionera?”

Y la chamaca no le contesto NADA y el Potrillo le dijo:

“bueno, vas y chingas a tu madre”

Jajajajajajajajajaja

No me río de la pobre chava, porque ella ni oyó, sino de la pena que este cabrón sintió para decir eso.