Hace 50 años, una de las más dotadas generaciones de futbolistas británicos fue golpeada por la muerte, cuando el vuelo 609 ZE de BEA (British European Airways) en que viajaba el club Manchester United, se estrelló al despegar en el aeropuerto de Munich-Riem.
Ese día nevaba. El avión, que regresaba de Belgrado y había hecho una parada técnica para repostar combustible en Alemania, falló el despegue por tercera vez, se salió al final de la pista, chocó primero contra una casa y luego contra un edificio, antes de incendiarse.
Murieron 23 de los 44 ocupantes del "Lord Burghley", entre ellos 8 jugadores del Manchester United (siete fallecieron inmediatamente), 8 periodistas, el copiloto del avión y personal administrativo del club.
La tragedia enlutó el fútbol británico y mundial, que había sufrido nueve años antes la desaparición del mejor club italiano, el Torino, en otro accidente aéreo -en la colina de Superga cerca de Turín- en el que murieron 31 personas, 18 de ellos jugadores.
El Manchester United , conocido como los Busby Babes (los niños de Busby) era un soberbio equipo con promedio de edad de 22 años, que había ganado consecutivamente la liga inglesa en 1956 y 1957 y participaba en la Copa de Europa.
Vuelo inconcluso
La escuadra inglesa regresaba de igualar 3-3 con el Estrella Roja de Belgrado y de clasificar nuevamente para las semifinales del torneo continental por segundo año consecutivo.
Años después se estableció que el accidente ocurrió por el error de la torre de control al autorizar el despegue casi imposible del avión en medio de la nieve.
Varios de los jugadores del Manchester United eran integrantes de la selección nacional inglesa como Duncan Edwards, que había debutado a los 18 años y murió 15 días después debido a sus heridas internas; Roger Byrne el capitán; Tommy Taylor; David Pegg, y Bobby Charlton, quien resultó con heridas menores. A su vez, Liam Whelan era miembro de la selección de Irlanda.
Los otros tres futbolistas que murieron fueron Geoff Bent, Eddie Colman y Mark Jones, al igual que Frank Swift que había sido portero del Manchester City y trabajaba como periodista deportivo.
Otros dos jugadores del Manchester United, Johnny Berry y Jackie Blanchflower, no pudieron continuar su carrera futbolística debido a las heridas sufridas.
Milagro alemán
Milagro alemán
Entre los heridos, el técnico Matt Busby sobrevivió a múltiples heridas gracias a varias transfusiones sanguíneas y después de haber recibido en dos ocasiones los santos óleos.
Duró dos meses en el hospital, y varios más antes de recuperarse totalmente y poder volver a dirigir.
Mientras que Bobby Charlton, en ese entonces de 20 años, fue rescatado del fuselaje por su compañero Harry Gregg. Se recuperó rápido y volvió a Manchester el 14 de febrero. Después, en 1966, fue uno de los integrantes de la selección inglesa que ganó la Copa Mundo en Wembley.
Charlton, junto al galés Kenny Morgans, es hoy uno de los pocos futbolistas que sobreviven de aquella famosa escuadra que fue considerada por algunos como el mejor equipo del mundo.
Europa en duelo
Europa en duelo
El luto que se sintió en Europa con el accidente y con la desaparición de tantos talentos futbolísticos fue de tal magnitud, que el equipo Estrella Roja de Belgrado propuso que Manchester United fuera consagrado campeón.
Matt Busby, que había conseguido con el Manchester United una verdadera revolución futbolística, volvió a dirigir la escuadra.
Considerado en su momento como el Alex Ferguson de hoy día, el técnico logró el punto más alto de su carrera, diez años después de la tragedia de Munich: la Copa de Europa de 1968.
Comandados por Bobby Charlton y el talentoso George Best, designado ese año el mejor futbolista europeo del año, Manchester United batió 4-1 en tiempo extra al Benfica de Portugal que contaba en ese momento con el habilidoso Eusebio.
El juego se realizó en Wembley ante cerca de cien mil aficionados que colmaron el viejo templo del fútbol.
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Texto tomado de La Jornada
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